Objetivo: salvar un molino

El agua que transcurre bajo ‘El molino del Junquillo’ no mueve más que restos de maleza. Un trabajo bien diferente al que en su día llegó a realizar esta zaya conocida como la ‘de los Molinos’, un canal hidráulico que durante siglos condujo el progreso del valle del río Turienzo.

Ahora, el Val de San Lorenzo se ha propuesto rescatar del abandono al ‘Molino del Junquillo’, que dejará de ser un vestigio para volver a estar presente en la vida de la localidad. Para ello, la Junta Vecinal, con su presidente César Cuesta a la cabeza, se ha propuesto reunir los 30.000 euros que cuesta su rehabilitación e incorporarlo así a su oferta cultural y turística. Por el momento, la propia entidad menor ha aportado 1.150 euros de sus arcas, mientras que cuentan con una subvención de 10.000 euros del Instituto Leonés de Cultura.

Otro de los pilares de la rehabilitación se sostiene sobre el tesón de uno de sus vecinos, Abel, que está incentivando a vecinos y amigos para que colaboren en el objetivo con aportaciones monetarias que ya llegan a otros 10.000. El resto del montante esperan conseguirlo mediante una campaña de micromecenazgo que iniciarán próximamente.

Y es que el valor histórico del ‘molino del Junquillo’ merece ser el ejemplo de una actividad, la de la molienda, que sirvió como pivote para desarrollar este valle maragato.

Este molino llegó a albergar tres tipos diferentes de industrias: harinas, tejidos y lino. Su tejado es el más afectado por el paso del tiempo y por la inacción en la conservación del molino. En el interior, la maquinaria se erige entre los muros que cierran más de dos siglos de historia.

Conserva intactos, y en condición de funcionar, todos los elementos necesarios para la práctica tanto de la molienda vulga, que molía el grano en las muelas, como de la molienda alta, un proceso más elaborado. Esto lo hace especial, pues es el único molino del pueblo en tener ambos sistemas. En cuanto a su fisionomía, el edificio apenas ha sido alterado y aún conserva elementos como el suelo empedrado o el enfoscado tradicional de la fachada.

Además, en su parte delantera se observa un muro añadido donde todavía se guardan los motores que ponían en marcha el molino cuando escaseaba el agua de una zaya que llegó a mover más de 16 molinos de los cuales aún subsisten los restos de siete, cinco de ellos en ruinas.

El inicio de la adecuación del ‘Molino del Junquillo’ está previsto para los próximos meses, en cuanto se alcance a través de la campaña de micromecenazgo el resto de dinero necesario para el proyecto, unos 9.000 euros.

Cuando sea visitable, el inmueble, que hasta hace pocas decenas de años seguía girando sus ruedas; dotará al Val de San Lorenzo de un recurso más preparado para recibir a aquellos empeñados en conocer unas raíces que se resisten a ser arrancadas.